«Mientras gestionamos la crisis inmediata no debemos perder de vista las oportunidades”

Esta pandemia es uno de esos hechos «muy poco probables» que han impactado de forma extraordinaria en nuestras vidas, en nuestro hogares, en nuestras empresas e instituciones. En un reciente artículo publicado por el Word Economic Forum, Mohamed A. El-Erian reflexiona sobre los aspectos positivos de la COVID. El-Erian escribe que “mientras gestionamos la crisis inmediata no debemos perder de vista las oportunidades”. Y que aquel tópico de no dejar que una crisis se desperdicie, “rara vez ha sido más relevante”.

Lo cierto es que los desafíos a los que nos estamos enfrentando nos exigen ser lo más inteligentes posibles. Y si vamos a buscar el nivel más elevado de inteligencia, quizá sería esta: la inteligencia colectiva, es decir, esa posibilidad que tenemos las personas de aprender, de crear cosas nuevas, de resolver problemas o de tomar decisiones en grupo. Es la inteligencia que aflora cuando varias personas interactúan, comparten conocimiento y perspectivas. Se trata de un tipo de inteligencia diferente a la inteligencia individual que funciona de forma aislada.

La inteligencia colectiva en las organizaciones es una de las llaves más poderosas que tenemos

En las organizaciones, desde hace un tiempo, ya nos enfrentábamos a desafíos complejos. Ahora bien, esto se ha agudizado en las circunstancias actuales. Me refiero a desafíos complejos porque no tienen un origen único, no controlamos todos los factores que influyen en ellos, y además su solución, en la mayoría de casos, no es evidente. Ya no podemos tirar de esas buenas prácticas de gestión o resolución de problemas de antaño, sino que debemos crear nuevas soluciones totalmente novedosas que no respondan a nada de lo hecho hasta el momento. Las personas nos vemos obligadas a buscar prácticas emergentes. Y es aquí, en esa búsqueda, donde poner en marcha la inteligencia colectiva en las organizaciones es una de las llaves más poderosas que tenemos.

Si estamos de acuerdo que los desafíos son complejos y que solo los podemos resolver con inteligencia colectiva, deberíamos reflexionar sobre cómo estamos configurando los equipos de trabajo y de qué modo les estamos acompañando. Me refiero a cómo, desde un inicio, definimos las jobs description, a en base a qué criterios reclutamos a las nuevas incorporaciones, a en qué medida atendemos a la diversidad de talentos y conocimientos de las personas en el momento de configurar equipos y, finalmente, a si valoramos las individualidades o, por el contrario, valoramos la aportación que se hace al equipo.

De nada sirve que seleccionemos a “los mejores” si realmente no son personas con habilidades de comunicación y trabajo colaborativo, que sean diversos en conocimientos y competencias, en trayectoria y perspectivas. Y, yendo un poco más allá, reflexionemos también sobre qué tiempo les estamos dando a estos equipos para que interactúen, intercambien perspectivas y generen por lo tanto nuevo conocimiento compartido sobre las cuestiones críticas que están tratando. Y qué herramientas les estamos facilitando para que consigan su objetivo.

Potenciemos desde edades tempranas que aprendan a resolver retos conjuntamente

Los profesionales y las organizaciones tenemos la tarea de aumentar la inteligencia colectiva en nuestras dinámicas y, con voluntad, aprender a hacerlo cada vez mejor. Ahora bien, todo esto debería empezar desde antes. El sistema educativo debe potenciar cada vez más aquellas dinámicas donde nuestros niñas y niños puedan aprender a resolver retos conjuntamente. Debemos hacerles propuestas colectivas, configurar equipos diversos y acompañarles para que cada integrante pueda poner el servicio del equipo su esencia, su personalidad y su talento.

“Actuando juntos podemos transformar un período de profunda adversidad en uno de bienestar compartido para nosotros y las generaciones futuras” “Estrategias para el lado positivo de la COVID” World Economic Forum  Mohamed A. El-Erian @elerianm

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