Del latín “propositum” (“pro” que indica una dirección hacia adelante y “positum” que es el participio del verbo “ponere”, en el sentido de “poner”), esta palabra, tan de moda como es el propósito, significa avanzar hacia un objetivo, incluyendo tanto la predisposición, motivación, actitud, interés o inclinación a lograrlo, como el objetivo o fin en sí mismo, y se habla tanto del propósito individual como del organizativo, aunque en este post nos vamos a enfocar en el primero.

En un inicio, las organizaciones más modernas tenían una misión que correspondía a la razón de ser de su existencia, como indica el concepto de los autores Thompson y Strickland.

“Lo que una compañía trata de hacer en la actualidad por sus clientes”

A menudo, la misión era definida top down y publicada en el “Nosotros” de la web corporativa, en los famosos manuales de acogida, y colgada, junto a los valores corporativos, en las paredes de la oficina. Estas organizaciones solamente se preocupan por su auto-preservación. El mercado es una piscina de tiburones: los competidores. La única manera de asegurar su supervivencia es aprovechar cada oportunidad para conseguir mayor cuota de mercado. Estas organizaciones segmentan a sus clientes según sus necesidades, sus preferencias, motivaciones, intereses, opiniones… Para cada segmento posicionan cuidadosamente su productos y sus marcas de modo que resulten atractivos. Éstas se corresponden con las organizaciones naranjas de Frederic Laloux.

Hoy, las organizaciones más evolucionadas, aquéllas que Laloux denomina Teal, tienen propósito por misión. La auto-preservación es reemplazada por el deseo de hacer un trabajo con propósito. Las organizaciones Teal responden a una necesidad no analizando lo que ocurre fuera, sino reflexionando internamente sobre de qué producto estarían realmente orgullosas, mediante un proceso guiado más por la intuición que por el análisis.

Las 10 reglas del trabajo

Cuando era más joven que ahora 🙂  pensaba que la clave del éxito era trabajar bien, la excelencia en el desempeño, la eficiencia… Pronto me di cuenta que éstas no eran condiciones suficientes. Por ejemplo, si realizaba un excelente trabajo pero nadie lo notaba, entonces no era mucho más que eso, trabajo… La forma en que los demás percibían aquello que hacía era lo que realmente importaba, de ello dependía todo… En definitiva, no sacaba provecho de mi trabajo porque pasaba demasiado tiempo trabajando. Paradójico, ¿verdad? Recuerdo que llegué a leerme un libro titulado “Las 10 reglas del trabajo”, que eran:

1.    Practique su forma de comportarse

2.    No olvide que lo están juzgando en todo momento

3.    Hágase un plan

4.    Si no puede decir nada agradable, cállese

5.    Mire por usted mismo

6.    Mézclese con los demás

7.    Vaya un paso por delante

8.    Cultive la diplomacia

9.    Conozca el sistema y sáquele el máximo partido

10. Controle a sus rivales

Nunca supe hacer eso, pero no me resigné: el trabajo no podía ser eso tan tedioso… Así que tal Juana de Arco, con su caballo y su estandarte, me dispuse a galopar por el tortuoso camino de la emprendeduría, empujada por un marido inconsciente que me dijo “Por qué no emprendes” (gracias @Xavier Huguet), como si eso de emprender fuera tan sencillo. Sin embargo, no sé cómo ni por qué le hice caso y fundé @Monday Happy Monday. No tenía claro qué iba a hacer ni qué vender. Tan sólo tenía clara una cosa, cuyo nombre desconocía por aquel entonces: el propósito. Quería cambiar el mundo del trabajo, nada mal para una sola persona. Ni que decir tiene que tuve que formarme mucho para saber en qué debía consistir eso. Ello me permitió darme cuenta que quizás había nacido antes de tiempo porque aquello a lo que aspiraba desde hacía mucho tiempo era propio de un tipo de organizaciones altamente evolucionadas.

Quizás ese propósito siga todavía intacto. En cualquier caso, como dicen las organizaciones Teal (y @Monday Happy Monday quiere ser una Teal)

“Señores clientes, ésta es nuestra oferta. Esto es lo mejor que sabemos y podemos hacer hoy y estamos orgullosas de ello. Ojalá les guste”

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